Una asesora del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue retirada de su cargo el miércoles, un día después de que la funcionaria fuera criticada por la primera dama Melania Trump, en el comienzo de una esperada reorganización de la Casa Blanca tras las elecciones de mitad de mandato.
Mira Ricardel, asesora adjunta de Seguridad Nacional de Trump, "abandona la Casa Blanca en transición hacia un nuevo rol dentro del gobierno", informó la portavoz del mandatario, Sarah Sanders.
Melania Trump había hecho la muy inusual petición de su remoción, tras decir públicamente que la funcionaria "ya no merece el honor de trabajar en esta Casa Blanca".
El movimiento de Ricardel se produjo en parte tras una pelea por filtraciones a la prensa sobre una discusión acerca de la disposición de los asientos en el avión que llevó a la primera dama a una gira por los países africanos en octubre. Ricardel también fue responsabilizada por coberturas de prensa negativas sobre Melania Trump.
En el inicio de la segunda mitad de su mandato, Trump analiza el impacto del resultados de las elecciones del 6 de noviembre en las que su partido perdió la mayoría en la Cámara de Representantes; la tensión con algunos de los aliados más cercanos de Estados Unidos, y los problemas internos de la administración.
El miércoles, el mandatario fue citado por el sitio web The Daily Caller diciendo que se está llevando a cabo una reorganización más amplia en su gobierno. "Mucha gente quiere entrar, muchos políticos que han tenido carreras muy exitosas quieren entrar", dijo Trump.
Reorganización
Otro que está en la cuerda floja, según varios informes de los medios estadounidenses, es el jefe de Gabinete, John Kelly.
Como general retirado de la Infantería de Marina, a menudo se le ha llamado "el adulto en la sala" durante la administración de Trump, propensa a los dramas, a pesar de que los críticos dicen que ha hecho poco para atenuar los arrebatos del presidente.
Su posición, tenue durante meses, se ha visto socavada por informaciones de que también se enfrentó con Melania Trump, una primera dama que en general se mueve tras bambalinas y que rara vez ha hecho que su influencia sea tan evidente como esta semana.
Melania Trump estaba enojada porque Kelly se había negado a promocionar a algunos de sus ayudantes, según los informes.
Nick Ayers, un jefe de gabinete de 36 años del vicepresidente Mike Pence y reconocido consultor político, ocupa supuestamente un lugar destacado en la lista para reemplazar a Kelly.
Otra víctima de la reorganización esperada podría ser la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, una aliada de Kelly que supervisa la delicada tarea de aplicar la mano dura de Trump contra la inmigración ilegal.
Trump le dijo a The Daily Caller que tomará "una decisión sobre la seguridad nacional en breve".
Entre los críticos de Nielsen se encuentra el asesor de seguridad nacional John Bolton, quien, según se informó, el mes pasado se enfrentó a gritos con ella.
Complicaciones para Trump
En las elecciones de mitad de mandato, los demócratas pusieron fin al dominio de los republicanos en ambas cámaras del Congreso.
Mientras que los republicanos mantuvieron su mayoría en el Senado, la victoria demócrata en la Cámara significa que el presidente se enfrentará por primera vez a una oposición feroz.
Los opositores prometen usar su control en los poderosos comités de supervisión de la Cámara de Representantes para analizar las finanzas personales de Trump, y para sostener una investigación explosiva que busca determinar si la campaña del mandatario en 2016 colusionó con Rusia.
La presión aumenta a medida que el fiscal especial Robert Mueller, que lleva este último caso, profundiza en el círculo íntimo del presidente.
Cuando Trump reemplazó repentinamente a su fiscal general Jeff Sessions la semana pasada por un crítico de la investigación sobre el tema de Rusia, Matthew Whitaker, fue acusado de violar la constitución.
El Departamento de Justicia dictaminó el miércoles que el nombramiento de Whitaker es constitucional, pero no logró calmar las afirmaciones de que el objetivo real de Trump es entorpecer la investigación, que él describe como "una cacería de brujas".